Una nueva investigación arrojó en sus resultados que el rápido deshielo de la Antártida está ralentizando el flujo de agua a través de los océanos del mundo, lo que traería un impacto desastroso en el clima global.
La velocidad a la que corren los flujos de agua oceánica, es decir lo que se conoce como ”circulación de vuelco”, impulsada por el movimiento del agua más densa hacia el fondo marino, ayuda a transportar calor, carbono, oxígeno y nutrientes vitales por todo el planeta.
“Si ralentizamos el hundimiento cerca de la Antártida, ralentizamos toda la circulación y, por tanto, también reducimos la cantidad de nutrientes que vuelven a la superficie desde las profundidades del océano”, explicó Rintoul, investigador de la Organización de investigación Científica e Industrial de la Commonwealth (CSIRO) de Australia.