En 2012, Víctor Pérez prometía seguridad, transparencia y desarrollo, sin embargo, ninguna de estas aspiraciones se cumplió durante su tiempo como alcalde.
Aunque en el 2012, los ediles metropolitanos iniciaron sus gestiones con la firma de compromisos destinados a perfilarse como municipios líderes en desarrollo y transparencia, la realidad contrasta en el caso de Víctor Pérez.
En el ámbito de la seguridad pública y vialidad, las promesas de eficiencia y coordinación total no se tradujeron en hechos concretos durante su tiempo como alcalde. A pesar de la capacitación continua de los elementos de la corporación de Policía y Tránsito, la falta de mejoras en la seguridad y la falta de una coordinación efectiva con otras fuerzas de seguridad reflejan una brecha entre lo prometido y lo alcanzado.
Asimismo, los programas de participación ciudadana y denuncia anónima quedaron en deuda, ya que no lograron impulsar una participación activa de la comunidad en temas de seguridad. La eficientización de la nómina, orientada a mejorar los servicios públicos y la seguridad, tampoco arrojó los resultados esperados, dejando entrever la brecha entre las palabras y la realidad.
En cuanto al desarrollo, las metas de construcción de centros comunitarios y deportivos, una obra vial en Av. Cuauhtémoc y Vía a México, un Gran Parque Acuático y avances en la red de drenaje pluvial, no lograron materializarse en su totalidad. La canalización del Arroyo El Obispo y la telegestión de luminarias también quedaron en el tintero.
A pesar de mencionar la transparencia como prioridad, el compromiso de vincular a la sociedad civil, instituciones educativas e iniciativa privada en los procesos de gobierno tampoco se concretó.
En resumen, las metas trazadas por Víctor Pérez en el 2012 en los ámbitos de seguridad, desarrollo y transparencia no encontraron su cumplimiento durante su mandato como alcalde. La brecha entre las promesas y la realidad plantea interrogantes sobre el alcance de sus objetivos y la efectividad de sus gestiones.